Claves de la victoria de los 49ers ante los Rams (26-23)
Claves de la victoria (en defensa)
La defensa de los 49ers fue decisiva en el triunfo. A pesar de jugar diezmados –sin Brock Purdy, Nick Bosa, George Kittle y sus tres receptores titulares–, el equipo resistió el ataque terrestre de Los Ángeles (limitado a 65 yardas por Kyren Williams) con un planteamiento agresivo. Los esquemas defensivos con varios blitzes ejercieron presión constante sobre Matthew Stafford.
En la prórroga, la defensa selló el triunfo: Marques Sigle y Deommodore Lenoir detuvieron a Williams antes del primer down en un 4.º intento decisivo. Además, cerca del final del tiempo reglamentario, el novato Alfred Collins forzó un fumble en la zona roja de los Rams, recuperando el balón cuando Los Ángeles estaba a centímetros de anotar. Esta acción evitó un touchdown seguro.
La secundaria también cumplió al contener a Puka Nacua en solo 85 yardas y un touchdown. Aunque Stafford acumuló 389 yardas aéreas y 3 TD, la presión y los buenos placajes del frente defensivo de San Francisco abortaron los intentos rivales en momentos clave. El propio Kyle Shanahan destacó la mentalidad de sus jugadores: “perdimos a varios titulares y aun así lo logramos”. En definitiva, la solidez defensiva –con el balón suelto recuperado y el último 4.º down detenido– fue la piedra angular de la victoria.

Rendimiento ofensivo en ataque terrestre y aéreo
El ataque de los 49ers mantuvo un equilibrio entre pase y carrera. El mariscal Mac Jones comandó el juego aéreo con 33 de 49 pases completados, 342 yardas y dos touchdowns. Las dos primeras series ofensivas acabaron en anotación: un pase a Jake Tonges (6 yardas) y otro a Christian McCaffrey (1 yarda), dando ventaja temprana de 14-0.
A pesar de la ausencia de los receptores titulares, Jones mantuvo la eficiencia gracias al paso al frente de Kendrick Bourne, que atrapó 10 balones para 142 yardas, récord personal. En total, San Francisco sumó 407 yardas ofensivas.
En el juego terrestre destacó Christian McCaffrey, que acumuló 139 yardas totales (57 por tierra). Su capacidad de ganar yardas en jugadas clave sostuvo las series largas y dio aire al ataque. La combinación de McCaffrey y los corredores de rotación permitió a los 49ers controlar las transiciones y mantener vivas posesiones en situaciones complicadas.
Eficiencia en terceros intentos y gestión del partido
San Francisco dominó la posesión con 40:04 minutos frente a los 26:20 de los Rams y, lo más importante, no cometió pérdidas de balón. Aun así, la conversión en tercer down fue irregular: solo 7 de 18 (38,9 %), aunque superaron a los Rams (4/10).
La clave estuvo en la gestión de los momentos críticos. En el último cuarto, Eddy Piñeiro convirtió un gol de campo de 59 yardas a falta de 2:57 para adelantar a los 49ers 23-20. Luego, tras la recuperación del fumble rival, San Francisco consumió reloj aunque no anotó. En la prórroga, los 49ers avanzaron de nuevo y Piñeiro selló el partido con un gol de campo de 41 yardas.
Además, el equipo convirtió los tres cuartos downs que intentó, muestra de confianza y agresividad táctica. En resumen, el control del tiempo de posesión y la eficacia de los equipos especiales fueron diferenciales.
Figuras destacadas
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Mac Jones: 342 yardas, 2 TD, liderazgo constante pese a las ausencias.
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Christian McCaffrey: 139 yardas totales, versatilidad y consistencia en momentos clave.
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Kendrick Bourne: 10 recepciones, 142 yardas, referencia aérea en ausencia de titulares.
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Jake Tonges: abrió el marcador con un touchdown de 6 yardas.
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Alfred Collins: forzó y recuperó un fumble decisivo en la zona roja.
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Marques Sigle y Deommodore Lenoir: protagonistas de la última parada defensiva en la prórroga.
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Eddy Piñeiro: héroe silencioso con dos goles de campo monumentales, incluido el de la victoria desde 41 yardas.
En el rival, brillaron Matthew Stafford (389 yardas, 3 TD), Kyren Williams (65 yardas y 2 touchdowns terrestres) y Puka Nacua (85 yardas y 1 TD), pero sus actuaciones fueron insuficientes ante la resiliencia de San Francisco.
La victoria 26-23 en Los Ángeles refuerza el carácter de unos 49ers capaces de imponerse sin varias de sus estrellas, gracias a la profundidad del equipo, la disciplina defensiva y la sangre fría en los instantes decisivos.